Meditaciones del Viernes Santo del Papa para centrarse en las víctimas de esclavitud sexual

VOA - INGLÉS

El Viernes Santo, el Papa Francisco preside el servicio de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro que participa en la procesión del Vía Crucis iluminada por velas, a la que asistieron miles de fieles en el antiguo Coliseo de Roma. Las meditaciones para esta celebración han sido escritas por la hermana Eugenia Bonetti, una monja de 80 años que, junto con sus hermanas misioneras, ha pasado el último cuarto de siglo luchando contra la trata de personas.


El Papa Francisco ha llamado a las mujeres a forzar la prostitución como "un crimen contra la humanidad" y ha instado a los católicos a "abrir los ojos" a las víctimas. El objetivo de las meditaciones de la hermana Bonett será mostrar la manera en que Cristo todavía sufre hoy. La mujer de 80 años de edad, es presidenta de la asociación italiana "Slaves No More", que brinda asistencia a mujeres y niños forzados en el comercio sexual.

El jueves santo, el Papa Francisco celebró la misa de la Cena del Señor en la prisión de Velletri, al sur de Roma. La prisión está superpoblada y alberga a más de 500 internos, el 60 por ciento de los cuales son extranjeros. El Papa reflexionó sobre el gesto de lavar los pies, que en los tiempos de Jesús era el trabajo de esclavos y sirvientes.

"Cada uno de nosotros debe ser el servidor de los demás", dijo el Papa en su corta homilía. "Esta es la regla de Jesús y la regla del evangelio. La regla de servicio, no de dominación, de lastimar o humillar a otros ".

El Papa les dijo a los presos que fueran hermanos en servicio, no en ambición, y agregó: “El que cree que es el más fuerte, debe ser un sirviente. Todos debemos ser sirvientes ".

El Papa Francisco lavó los pies de 12 reclusos, incluidos nueve italianos, y uno de Marruecos, Costa de Marfil y Brasil. También el jueves santo, el papa celebró una misa crismal matutina en la que bendijo los aceites que se utilizarán durante el año.

Una vigilia pascual tendrá lugar el sábado por la noche en la Basílica de San Pedro, antes de la misa del domingo de Pascua en la plaza, al final de la cual el Papa dará su bendición tradicional a la ciudad y al mundo.