Obra teatral "Angela I" catapulta al presente la era post Merkel

Por Sabine Komm (dpa)
Bremen (Alemania), 25 feb (dpa) - Alemania en un futuro cercano: la canciller Angela Merkel ya no está en el poder. Cuando su chofer, interpretado por Markus Seuss, un día se encuentra con la ex canciller, toma unas "selfies". Ambos fuman.

Silke Buchholz, en el papel de la política, recuerda -quizás en alusión al denominado "rombo de Merkel", la forma en que suele unir sus manos-, lo cuidadosa que debe ser para no aplastar un huevo crudo sin cáscara. El chofer, a su vez, mientras mira la cúpula del Reichstag (Parlamento), le da un consejo de cómo airear su peinado corte bob. Una escena graciosa, que es ensayada nuevamente. El director Stefan Otteni habla, poco antes del estreno, de días tremendos.

El jueves será el debut de "Angela I", presentada por la Bremer Shakespeare Company en el Theater am Leibnizplatz de Bremen. La obra teatral no es ningún ajuste de cuentas con Merkel, afirma la autora Katja Hensel, que anteriormente escribió obras sobre la Unión Europea.

"No somos demonizadores de Merkel. Me interesa la impotencia en el poder", sostiene Hensel, que señala que la obra es un catalizador para reflexionar sobre el odio y el desencanto político.

La autora se preparó para escribir sobre la poderosa dirigente con obras de William Shakespeare como "El rey Lear". Al fin y al cabo, "Angela I" es algo parecido al drama teatral de una reina.

Peter Lüchinger, en el papel del "político A", cita sobre el escenario correos electrónicos de odio, mientras Merkel, por momentos de traje, luego con un tapado de gabardina, solicita al público que suba al escenario para que vea todo y experimente la transparencia.

Allí fueron arrojados objetos de poliestireno con vetas de madera, quizás en referencia al caos de la era post-Merkel.

La obra "Angela I" se desarrolla en tres planos que se entremezclan a lo largo del drama teatral, como en Shakespeare, indica el director Otteni. Se habla de Merkel; de los políticos como esclavos de las encuestas, que como en el fútbol cultivan amistades amplias; y del jardín de infantes del Bundestag (Parlamento) con bloques y autos de juguete.

"Tengo simpatía por Merkel. Ya Shakespeare ha mostrado a reyes con un horizonte amplio y grandes pensamientos, que sin embargo han fracasado", sostiene. En esta obra en Bremen no se va en búsqueda de las carcajadas rápidas, sino de lo cómico con profundidad.

"La gente quiere rombos, rombos y su particular gesto con la boca hacia abajo. Nosotros queremos ficción y teatro", afirma en tanto Buchholz. Hace dos meses supo que interpretaría a la canciller y de inmediato se zambulló en la biografía de Merkel, en entrevistas y videos. "No soy una fanática de Merkel, pero sin embargo me impresiona su pragmatismo, su fortaleza, su perseverancia".

Analistas políticos como Andreas Klee, director del Centro para el Trabajo y la Política de la Universidad de Bremen, no se manifiestan muy sorprendidos por la obra teatral "Angela I". Lo que se esconde detrás de su fachada austera, en general suele quedar oculto, señala Klee. "Esto permite naturalmente libertades artísticas y proyecciones más amplias que, por ejemplo, con un Donald Trump", advierte el analista.

Que en "Angela I" se ríe es algo obvio para el experto en cultura Rainer Stollmann: "La risa siempre se ha dirigido contra las autoridades. Antes la gente se reía del papa y el rey, hoy de los políticos. La risa siempre va de abajo hacia arriba".

El actor Lüchinger filosofa sobre política en el escenario vacío luego del ensayo. "Podemos mirar críticamente el futuro, en momentos en que la democracia está quizás en riesgo". Esto es un privilegio, afirma, porque Shakespeare sólo pudo mostrar los males sociales de forma retrospectiva. De otra forma, hubiera puesto su cabeza en riesgo, reflexiona.