La gasolinera del futuro tendrá sitio para taxis aéreos y cargadores

Por Erich Reimann (dpa)
Düsseldorf, 30 dic (dpa) - Las gasolineras tendrán que reinventarse en un mundo en el que la movilidad eléctrica y los coches autónomos van abriéndose camino, y en el que, por ejemplo, la Unión Europea (UE) se propone eliminar los combustibles fósiles hasta 2050. Un estudio presentado recientemente da algunas pistas sobre cómo podría ser su futuro.


En opinión de los expertos consultados por la petrolera alemana Aral y el Centro Alemán para la Navegación Aérea y Espacial (DLR), las estaciones de servicio del futuro podrían tener espacio para el aterrizaje de taxis aéreos, talleres para el mantenimiento de los vehículos autónomos y servir de centros logísticos para el comercio electrónico.

Sin embargo, seguirán vendiendo, por supuesto, también gasolina, diésel y electricidad para los coches eléctricos, al menos en las próximas décadas.

En opinión de los autores del estudio "La gasolinera del futuro", los motores diésel y de gasolina seguirán desempeñando un papel en las carreteras durante más tiempo que el que esperan los más acérrimos defensores de la movilidad eléctrica. Pese a los planes de la Comisión Europea de eliminar los combustibles fósiles de aquí a 2050, los expertos estiman que en 2040 dos tercios de los motores en Europa seguirán siendo de combustión.

Eso sí, el estudio calcula que en Alemania un 68 por ciento de los motores serán híbridos, señala Barbara Lenz, directora del Instituto de Investigación de Tráfico del DLR. Menos de un uno por ciento tendrá un motor puramente convencional, pero también los motores totalmente eléctricos serán un porcentaje bajo. La experta estima que de los 43 millones de automóviles en las calles alemanas solamente 1,3 millones funcionarán "puramente a batería".

Los combustibles fósiles desempeñarán incluso un papel mayor en los vehículos de transporte y servicios. Más de un quinto de los camiones de más de 3,5 toneladas seguirá funcionando con motores diésel, predice Lenz, sencillamente porque es lo más eficiente.

De hecho, aumentará además la densidad del tráfico tanto de automóviles como de camiones y camionetas, entre otras cosas por el crecimiento del negocio del comercio electrónico, que exige una importante logística de distribución y entrega de los productos.

Pese a ello, las gasolineras cambiarán de forma radical, porque gracias a los motores más eficientes e híbridos, el consumo de combustibles fósiles "caerá considerablemente en su totalidad", señala el presidente del consejo de administración de Aral, Patrick Wendeler.

Por eso, la mayor empresa de gasolineras de Alemania venderá, además de gasolina, diésel y gas, también electricidad. El objetivo es instalar torres de carga ultrarrápida con una capacidad de 350 kilovatios que cargarán los automóviles en el futuro en unos pocos minutos. "La recarga no tardará más tiempo de lo que se necesita ahora para cargar combustible", señala como objetivo Wendeler.

El año próximo entrarán en funcionamiento estas estaciones de recarga rápida en cinco gasolineras piloto para reunir información y experiencia. Eso sí, estarán lejos todavía de la visión más futurista, porque la capacidad de carga será de 160 kilovatios. De todos modos, prácticamente no hay automóviles en Alemania que puedan aprovechar esta capacidad máxima, destaca Wendeler. En Berlín, la empresa está probando también un sistema de expendendores de baterías cargadas para bicicletas.

Otro de los negocios del futuro tiene que ver con la logística del comercio electrónico. Ya hoy, Aral tiene en 100 de sus casi 2.500 gasolineras estaciones de recogida de paquetes a las que los usuarios pueden ir a buscar productos que compraron por Internet. "En el futuro, esto podría crecer aún más", dice el ejecutivo.

En cuanto a las funciones más futuristas, el estudio destaca la posibilidad de que las estaciones de servicio sirvan para cargar combustible y lavar las flotas de vehículos autónomos de forma automática. Y cuando la tecnología esté lo suficientemente desarrollada, podrían servir de pista de aterrizaje para los taxis aéreos. Luego, el cliente podría recorrer lo que le quede de trayecto en un vehículo autónomo o una bicicleta eléctrica.