Gobierno alemán se deshace de polémico jefe de inteligencia

Berlín, 5 nov (dpa) - Tras varias idas y venidas, el Gobierno alemán finalmente resolvió hoy jubilar de forma anticipada e inmediata al polémico jefe de la inteligencia interior, Hans-Georg Maassen.


La decisión fue comunicada por el ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, máximo responsable de los servicios de inteligencia del país.

El político socialcristiano explicó que no era posible seguir trabajando con Maassen debido a unas "formulaciones inaceptables" en un discurso pronunciado por el funcionario, que se aprestaba a dejar la dirección del servicio para asumir un cargo de asesor de Seehofer.

En el manuscrito del discurso de despedida leído ante colegas de otros países, el funcionario criticaba con dureza a integrantes socialdemócratas del Gobierno y se reafirmaba en las declaraciones que hizo sobre unos incidentes xenófobos en el este alemán.

Puntualmente hablaba de "fuerzas radicales de izquierda" en las filas del Partido Socialdemócrata (SPD) y se definía a sí mismo como un "crítico de una política de migración y seguridad ingenua y de izquierda" de Alemania, según el texto al que tuvieron acceso dpa y otros medios.

Maassen cuestionó que extranjeros hubieran sido perseguidos durante las protestas ultraderechistas que se desataron a fines de agosto en la ciudad de Chemnitz por la muerte de un joven presuntamente a manos de refugiados y contradijo en público a la propia canciller Angela Merkel.

Las declaraciones del "número uno" de la inteligencia nacional al diario alemán de mayor tirada desataron en septiembre una grave crisis entre los socios de la coalición de conservadores y socialdemócratas que gobierna Alemania.

Seehofer defendió en un primer momento al funcionario y se negó a despedirlo. Tras un tira y afloja, Seehofer, Merkel y la líder socialdemócrata Andrea Nahles acordaron que sería trasladado a un puesto en el ministerio.

En la práctica, este nuevo puesto suponía un ascenso al estar mejor remunerado, lo que causó indignación en la opinión pública y obligó a los políticos a negociar un segundo acuerdo por el cual Maassen ocuparía un cargo de asesor y mantendría su sueldo actual.

Las marchas y contramarchas en torno a Maassen minaron gravemente la imagen de la alianza gubernamental, que a mediados de año había quedado al borde de la ruptura por diferencias entre Merkel y Seehofer por la política migratoria.

La caída de popularidad se vio reflejada en la marcada pérdida de votos de conservadores y socialdemócratas en las elecciones regionales de Baviera y Hesse.