El otro drama en la frontera: venezolanos se quedan en Cebaf Tumbes por falta de dinero

EL COMERCIO

Son al menos 30 los migrantes venezolanos que sobreviven en el Cebaf de Tumbes. La historia se repite: no cuentan con los medios económicos para salir del centro de control hacia la ciudad

Johnny Aurazo
04.11.2018 / 09:12 am


El drama en el Cebaf (Centro Binacional de Atención Fronteriza) de Tumbes no ha terminado para muchos venezolanos en Perú. Si bien miles de migrantes pudieron ingresar al país antes del 1 de noviembre para poder solicitar el Permiso Temporal de Permanencia (PTP), hay quienes no pueden continuar su camino hacia otras ciudades del país y deben ‘vivir’ en el centro de control migratorio. ¿La razón? “No tenemos ni un sol para subir a un bus”, dicen.

Santiago, de 36 años, partió de su natal Barinas el 21 de octubre y llegó al Perú el martes 30. Logró sellar su ingreso a nuestro país, pero aún no puede viajar a Lima porque sus bolsillos están tan delgados como él. "He bajado mucho de peso, como de la caridad de la gente que pasa por aquí y de los organismos internacionales que a veces nos traen un plato", cuenta.

Como Santiago, Ramón (26) también ‘vive’ en uno de los pasadizos del Cebaf. Aquí duerme desde el martes. Su cama es una frazada y su almohada, una mochila. Dejó a su mamá en Barquisimeto, donde trabajaba en un almacén. Anhela llegar a Lima, pero tampoco tiene dinero para tomar un bus.

Metros más allá se encuentran María y Moisés. La pareja juega con `Pancho’, un perico de 4 meses de edad que los acompaña desde que trabajaban en un circo en Boyacá. “Decidimos entrar a Perú porque allá [en Colombia] mucho explotan a los venezolanos. Lamentablemente se nos ha acabado plata y tampoco podemos ir ni a la ciudad [por Tumbes]”, dicen.

Ninosca, de 24 años, cuenta que salió de Barquisimeto el 9 de setiembre. Encontró trabajo en Cúcuta, pero “lo poco que ganaba no me alcanzaba para ayudar a mis familiares en Venezuela”. “Yo soy docente y decidí huir de mi país porque el sueldo promedio es de 8 dólares mensuales, cuando un kilo de queso te cuesta 3 dólares. Allá la gente se está muriendo de hambre”, manifiesta.

La más afectada de todos quizás sea ‘Inés’, una muchacha de 24 años de edad. Dejó a su hija de 5 años en Caracas el 24 de octubre con el sueño de reencontrarse con su esposo “lo más pronto posible” en Lima. Sin embargo, aún no puede partir hacia la capital peruana porque los 35 dólares que guardaba los perdió en un bus en Colombia. Este es su segundo día en el Cebaf. Llora y de pura impotencia se tapa el rostro con una casaca. "No puedo más; no sé cómo voy a salir de aquí. No queremos que nos regalen dinero, pero sí necesitamos más ayuda, por favor", clama.

Ana es una de las más 'antiguas' en el Cebaf. Desde hace una semana ha hecho suyos 5 metros cuadrados del módulo E del Cebaf. Come poco y no toma una ducha desde la quincena de octubre. Sentada sobre una de sus maletas, pide la comprendan. "Quedarme en Venezuela hubiera sido peor; solo quiero llegar a Lima y ponerme a trabajar", sostiene.

Son al menos 30 los migrantes venezolanos que sobreviven en el Cebaf de Tumbes. La historia de Satiago, Ramón, María, Moisés, Ninosca e ‘Inés’ se parece mucho a la de otros compatriotas suyos. Ellos, como dice ‘Inés’, solo quieren un bus para poder llegar a su destino.