Hesse castiga en las urnas a partidos que sustentan Gobierno alemán

Por María Prieto (dpa)
Wiesbaden (Alemania), 29 oct (dpa) - El partido conservador que dirige la canciller alemana Angela Merkel y sus socios menores en el Gobierno, el Partido Socialdemócrata (SPD), sufrieron un duro castigo en las elecciones regionales de Hesse, que marcaron además el desembarco de la ultraderecha en todos los parlamentos del país.


Tan solo 15 días después de ver cómo su partido hermano bávaro, la Unión Cristianosocial (CSU), perdía la mayoría absoluta en el próspero estado del sur de Alemania, las primeras proyecciones dibujaron un escenario de derrota en las sedes de los partidos tradicionales del país, cuyos resultados electorales se situaron este domingo en niveles mínimos.

La mandataria germana se así ve obligada a digerir un segundo revés que, aunque no llegue a costarle la presidencia de la región occidental que viene ostentando ininterrumpidamente desde 1999, podría tener efectos en el Gobierno de coalición en Berlín.

Pese a mantenerse como el partido más votado, los apoyos a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel cayeron según los resultados finales provisionales a su valor más bajo desde 1966 en Hesse, situándose en el 27 por ciento, lejos del 38,3 por ciento de las últimas elecciones.

La secretaria general de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, lamentó la "dolorosa" pérdida de votos sufrida, pero recalcó que el candidato de la formación conservadora y fiel escudero de Angela Merkel, Volker Bouffier, había logrado el objetivo marcado de evitar un posible tripartito de izquierdas que pondría en riesgo la continuidad de la actual coalición que su partido dirige con Los Verdes.

Junto a la CDU, el otro gran perdedor de la jornada fue el Partido Socialdemócrata (SPD), socio menor del Gobierno de coalición de Merkel en Berlín, que obtuvo su peor resultado histórico con un 19,8 por ciento de los votos aunque se mantendría in extremis como segunda fuerza política en la región.

El castigo en las urnas que este domingo afrontaron tanto los correligionarios de Merkel como el SPD se percibe a todas luces como una expresión del descontento de la población con la política de Berlín, apenas un año después de las generales y cuando solo han transcurrido siete meses de que Merkel lograra formar Gobierno con los socialdemócratas tras arduas negociaciones.

"Es un mal resultado", admitió el secretario general del SPD, Lars Klingbeil. "En una tarde como esta debemos reconocer que la CDU y el SPD, los partidos que sustentan el Gobierno, han perdido y esto es una señal de que las cosas deben hacerse de otra manera y por lo tanto en los próximos días habrá intensos debates", agregó.

Mientras, la formación populista de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) volvió a capitalizar el descontento de los alemanes con la política migratoria de Berlín, que ha llevado al país a acoger cerca de 1,5 millones de refugiados desde 2015.

El partido de tintes xenófobos e islamófobos, que desde septiembre del año pasado se sienta como tercera fuerza en el Parlamento en Berlín -Bundestag-, logró entrar este domingo en la única de las 16 Cámaras regionales que le faltaba por conquistar, asegurándose un 13,1 por ciento de los apoyos en la región considerada el centro financiero de Alemania, con epicentro en Fráncfort.

La euforia se dejó sentir también este domingo en la sede de Los Verdes, una formación que tal y como aventuraban los sondeos se erigió como la sensación de estos comicios regionales al adjudicarse un 19,8 de los votos al calor del carismático candidato de origen árabe Tarek Al-Wazir. Nunca antes en su historia el partido ecopacifista había logrado un resultado tan abultado en este estado.

Con las cifras sobre la mesa, la fragmentación del voto abre numerosos escenarios posibles pero la CDU, a pesar de haber sufrido una estrepitosa pérdida de apoyo, confía en poder reeditar la alianza con Los Verdes como socio menor de la última legislatura.

Sin embargo, aunque la CDU mantenga el poder en Hesse, a nadie en Berlín se le escapa que la cita con las urnas de este domingo supone un trago amargo no solo para la canciller, sino también para su socio en el Gobierno en Berlín, el SPD y para su lideresa, Andrea Nahles.

El domingo, los dos grandes partidos tradicionales de Alemania encadenaron su segundo castigo electoral en 15 días, cuando también perdieron muchos votos en los comicios regionales de Baviera.

Las elecciones de Hesse, una región en la que apenas vive el 7,5 por ciento de la población de Alemania, fueron seguidas con gran expectación por todo el país por el efecto que podían tener en el Gobierno de coalición entre conservadores y el SPD a escala nacional.