Cita con las urnas en Hesse: nueva debacle electoral amenaza a Merkel

Por María Prieto (dpa)
Berlín, 26 oct (dpa) - Sin apenas tiempo para recuperarse de los malos resultados cosechados en Baviera hace dos semanas, la canciller Angela Merkel afronta este domingo en el estado de Hesse unas nuevas elecciones regionales en Alemania que amenazan con hacer tambalear el Gobierno de coalición en Berlín.

De confirmarse los datos que pronostican las últimas encuestas, los dos grandes partidos que integran el Ejecutivo alemán, conservadores y socialdemócratas, sumarán este fin de semana una nueva debacle que agudizaría la agonía que sufren desde hace meses.

"No puede ser que todos los comicios en estados federados se conviertan en pequeñas elecciones generales. Eso es un error", recalcó la mandataria en una entrevista días atrás, en un último intento de desvincularse de un revés para su partido, que pese a que previsiblemente se mantendrá como el más votado, perderá muchos votos de los 4,38 millones de ciudadanos llamados a las urnas.

De acuerdo con la encuesta "Politbarometer" de la televisión pública, considerada un buen termómetro de la sociedad germana, la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel se adjudicará este domingo únicamente el 28 por ciento de los votos, frente al boyante 38,3 por ciento que alcanzó en 2013.

Según el sondeo, el Partido Socialdemócrata (SPD) se apuntará previsiblemente en torno a un 20 por ciento de apoyos, una cifra raquítica en comparación con el 30,7 por ciento de hace cinco años.

La crisis de los partidos tradicionales deja como principal beneficiado a Los Verdes. A la formación ecopacifista que en la actualidad gobierna en Hesse como socio menor del conservador Volker Bouffier, muy cercano a Merkel, los sondeos le otorgan el 20 por ciento de los apoyos gracias al tirón de un líder carismático y figura emergente de origen árabe, Tarek Al-Wazir, que promete convertirse en un actor principal de cara a la formación de Gobierno.

Como cuarta fuerza política figura el partido populista de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), que con un 12 por ciento de voto estimado entraría en el último de los 16 Parlamentos regionales alemanes que le faltaba por conquistar. A continuación, empatados con un ocho por cierto de los apoyos, figuran los liberales del FDP y los postcomunistas de La Izquierda.

"En Hesse casi todas las opciones son posibles y casi ninguna es descartable. No solo en lo que se refiere a las posibles constelaciones de Gobierno, sino también en relación a las consecuencias políticas que del resultado electoral se pueden derivar a escala nacional", señaló el diario económico germano "Handelsblatt".

La posibilidad de que la CDU pueda perder la presidencia de este "Land" del oeste de Alemania asentado en el corazón financiero del país, con epicentro en Fráncfort, eleva la presión sobre Merkel tanto de puertas para dentro como para fuera.

Por una parte, el descalabro electoral sitúa a la canciller en el foco de cara al congreso federal que su partido celebrará a principios de diciembre y donde ella deberá ser reelegida como líder conservadora. Merkel siempre ha unido la presidencia del partido con su cargo al frente de la Cancillería.

Por otra, los malos resultados darían fuerza a las voces críticas del SPD que reclaman el fin del Gobierno de coalición en Berlín so pretexto de que esta es una constelación que los ciudadanos rechazan.

"El SPD ha asumido responsabilidad con nuestro país. Huir de la responsabilidad nunca ha ayudado contra la falta de credibilidad" , subrayó Alexander Dobrindt, de la Unión Cristianosocial (CSU) -partido hermano de la CDU de Merkel en Baviera-, en una llamada directa a los socialdemócratas a no apearse del Gobierno pase lo que pase el domingo.

Los conservadores bávaros, que hace tan solo dos semanas sufrieron un duro revés en las urnas, en unas elecciones en las que la CDU no concurrió por acuerdo entre los dos partidos, sabe por experiencia que el temporal no es siempre tan voraz como avanzan los pronósticos.

Así se explica que el terremoto bávaro que a mediados de octubre amenazaba con afectar a Merkel apenas se dejó sentir en Berlín. Ni se produjeron las dimisiones esperadas, ni la canciller, que lleva 13 años en el poder, vio temblar su trono.