Angela Merkel, la pragmática "mujer más poderosa del mundo"

Por Almudena de Cabo (dpa)
Berlín, 29 oct (dpa) - Su capacidad negociadora es legendaria, pero con su renuncia a presentarse nuevamente como candidata a presidir la Unión Cristianodemócrata (CDU), la canciller alemana, Angela Merkel, demostró hoy que también ella tiene sus límites.


La líder conservadora, considerada por la revista estadounidense "Forbes" como "la mujer más poderosa del mundo", hace además honor a otra de sus virtudes: el pragmatismo. "Hoy es el día en que se abre un nuevo capítulo", dijo, consciente de que su decisión supone que su era al frente del Gobierno terminará a más tardar cuando finalice su mandato en 2021.

De hecho, con su anuncio, motivado por los recientes reveses electorales en los estados de Baviera y Hesse, Merkel optó por allanar el camino a un posible sucesor, que sería el encargado de concurrir en unos nuevos comicios.

Pero, ¿quién es Angela Merkel y cómo se convirtió en la mujer que rige los destinos del país más poderoso de Europa?

La historia comenzó el 17 de julio de 1954, cuando Angela Dorothea Kasner nació en Hamburgo, en la entonces República Federal Alemana, como hija de un pastor protestante y una maestra de inglés. Con tres años se trasladó a la República Democrática Alemana (RDA), concretamente a Templin, en la región de Uckermark.

Merkel llegó a la política con la caída del Muro de Berlín, en 1989, para convertirse un año después en ministra de la Mujer y de Juventud del Gobierno de Helmut Kohl (1982-1998) y en 2000 en presidenta de la CDU.

Con una mente analítica, fría y con disciplina luterana, esta doctora en física se convirtió en 2005 no solo en la primera mujer en gobernar el país, sino también en el primer dirigente político procedente del este de Alemania.

A sus 64 años, ha dado siempre muestras de su fuerte capacidad de síntesis y de su pasión por el detalle. Camino de emular a Kohl, que fuera su mentor dentro de la CDU, cuando fue investida por cuarta vez consecutiva como canciller en marzo de este año, Merkel ha sabido mantenerse fiel a sí misma y proteger antiguas cualidades como sus nervios de acero.

Lo demostró también cuando no dudó en enfrentarse y después darle la espalda a Kohl por un escándalo de financiación que sacudió al partido cuya presidencia terminaría asumiendo.

"Ante situaciones emocionales reacciona de manera extremadamente racional. Nada teme más esta científica que situaciones que no haya podido estudiar hasta el final. Lo planifica todo", analizó la revista alemana "Der Spiegel". Algo que encaja con la que, según la propia Merkel, es su máxima en la vida: "En la tranquilidad está la fuerza".

Reservada en sus emociones, Merkel, que tiene el apellido de un primer y breve matrimonio con Ulrich Merkel, ha logrado su popularidad sin necesidad de tener siquiera una cuenta en Twitter.

En círculos pequeños Merkel se muestra relajada y divertida. Intenta llevar una vida normal junto con su segundo marido, Joachim Sauer, con quien comparte su pasión por la montaña y la música clásica y con quien reside en un piso de alquiler en el centro de Berlín, en el que vivía ya antes de convertirse en la primera mujer al frente del Gobierno alemán.

Su receta para desconectar de la política mundial es simple: dedicarse a tareas de jardinería, especialmente a cultivar patatas, y a cocinar comida casera, a poder ser en su casita en Uckermark, adonde sueña con retirarse algún día, un día que ahora parece más cercano.