¿De embajador a presidente? Philipp Lahm, el rostro de la Euro 2024

Por Arne Richter y Florian Lütticke (dpa)
Berlín, 28 sep (dpa) - Philipp Lahm, el capitán que dirigió a la selección alemana hacia el olimpo del fútbol en el Mundial de Brasil de 2014, se está erigiendo ahora como una emergente figura de la política deportiva, tal como demostró con la victoria de la candidatura de Alemania para la Eurocopa de 2024.

Colgadas las botas y reconvertido en embajador del fútbol alemán, no sorprendería que dentro de seis años Lahm se desplace en helicóptero por todo el país como un alto ejecutivo del deporte rey, tal y como hizo Franz Beckenbauer durante el Mundial que Alemania albergó en 2006.

"Como embajador, Philipp Lahm ha hecho un trabajo sobresaliente y comprometido y estoy convencido de que esta buena labor va ir más allá de este 27 de septiembre", señaló el presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Reinhard Grindel, antes incluso de que la UEFA diese a conocer la "buena nueva" para el país germano.

Con Lahm como principal rostro, Alemania se impuso el jueves a Turquía en la votación del comité ejecutivo de la UEFA para convertirse por segunda vez en su historia en anfitrión de la Eurocopa.

El ex jugador, que será el jefe del comité organizador del evento, comienza así a dar los primeros pasos de una carrera que se presume también meteórica fuera de los terrenos de juego.

En su nueva función, Lahm podrá echar mano de su fama de "chico bueno" para contribuir a que Alemania recomponga su imagen y borre definitivamente los escándalos de corrupción que salpicaron al "Kaiser" Beckenbauer por su gestión del Mundial 2006.

Curtido en el cuerpo a cuerpo en el campo, el ex internacional suma ahora experiencia en las lides que presenta el negocio del fútbol y más allá también. Su holding empresario realiza diversas tareas vinculadas al desarrollo del fútbol y la gestión deportiva. No obstante, cuando se le pregunta, evita desvelar en qué centrará sus esfuerzos en el futuro.

"Tengo 34 años y previsiblemente tengo mucho por vivir todavía", indicó Lahm en una entrevista con dpa en mayo al ser preguntado por un posible regreso al Bayern Múnich, el equipo en el que pasó la práctica totalidad de su carrera deportiva.

Tampoco dio demasiadas pistas cuando le preguntaron si le gustaría ser presidente de la Federación Alemana de Fútbol. "Todavía falta mucho para eso", se limitó a contestar para aplacar un debate en Alemania que podría generar incomodidad entre los actuales "halcones" del fútbol.

En medio del escándalo protagonizado este verano por el internacional Mesut Özil, quien anunció su salida de la selección alemana en medio de acusación de racismo contra la federación, muchos vieron en Lahm a un digno sucesor de un Grindel que gestionó con poco tacto la brecha abierta en la organización.

Pocos dudan de que el puesto le pueda tentar pero los entendidos y cercanos aseguran que Lahm solo aceptaría el cargo bajo determinadas condiciones. En primer lugar, exigiría una reestructuración de la DFB.

Por ahora, ha demostrado que domina a la perfección la diplomacia deportiva. "Cuando uno gana, también hay otro que pierde. Eso lo he comprobado como deportista y uno debe siempre respetar al rival", dijo este jueves sobre su medido festejo después de superar a Turquía en la votación. "Nos hemos alegrado mucho (de la victoria), eso se ha visto, pero uno no debe perder nunca el respeto", agregó.