Coworking: cada vez más oficinas de espacio compartido en Alemania 



Por Alexander Sturm (dpa)

Fráncfort, 9 sep (dpa) - "El sector del 'coworking' se puso en marcha en Alemania en 2017", afirma José Martínez, director de la filial del especialista en inmuebles BNP Paribas Real Estate en Fráncfort. En la metrópolis financiera alemana, su empresa concretó once contratos de alquiler de espacios de trabajo compartidos por distintas empresas, es decir más que el total firmado en los últimos nueve años.


Fráncfort cuenta con 50.000 metros cuadrados de superficie de oficinas compartidas y se ubica en el segundo lugar detrás de Berlín, el centro de la creación de emprendimientos en Alemania.

La modalidad denominada coworking surgió en la costa este de Estados Unidos hace algunos años, cuando mentes creativas comenzaron a trabajar en oficinas con diseño de estilo industrial, con las paredes desnudas y equipadas con mesas de despacho individuales y un expendedor de café, con el fin de interconectarse y desarrollar nuevas ideas en conjunto. Además, los escritorios de alquiler permitían ahorrar dinero.

Hoy en día, las oficinas de coworking ya no forman parte solamente del mundo de los nerdos digitales y empresarios de pocos recursos. Cada vez más agentes especializados en este tipo de inmuebles, tales como WeWork, de Nueva York, o Mindspace, de Israel, ofrecen espacios con el mobiliario de moda adecuado en grandes ciudades alemanas, una tendencia que hasta ahora se observaba más bien en metrópolis tales como Nueva York, Londres, Ámsterdam o Dublín.

De repente, quienes ofrecen espacios de coworking se han convertido en un grupo de gran relevancia para los grandes contratos de oficinas: "Casi todo edificio nuevo tiene en cuenta superficies para coworking", explica Martínez. Asimismo, a menudo los agentes alquilan grandes superficies. Por ejemplo, en el edificio Eurotheum de Fráncfort, Mindspace alquiló 3.300 metros cuadrados con 450 plazas de trabajo. Esta tendencia sorprende a Martínez, ya que, hasta 2016, estos conceptos "prácticamente no tenían un papel en Fráncfort".

En toda Alemania se observa una tendencia en aumento. En 2017, las superficies de coworking se quintuplicaron en las siete mayores ciudades alemanas, señalan datos de la asesora Colliers. Estos espacios ya abarcan el cinco por ciento del volumen del mercado.

Quienes buscan oficinas compartidas ya no son modestos fundadores. Muchas firmas de trayectoria quieren asentarse en la cercanía de mentes creativas y dar una imagen de empleadores modernos. "Algunas grandes empresas alquilan oficinas de coworking para beneficiarse de la proximidad a las 'start-ups'", indica la federación alemana de "start-ups".

Sin embargo, a las empresas no las motiva simplemente una cuestión de imagen. Debido a la fuerte coyuntura alemana, no es fácil encontrar espacios para oficinas en sitios atractivos de las grandes ciudades. Si bien en la periferia hay gran oferta de inmuebles para uso comercial, muchas firmas prefieren los elegantes espacios en el centro, y por eso optan por coworking.

Para lograrlo, muchos inquilinos no escatiman en gastos y pagan "altos alquileres a cambio de flexibilidad, y prestan atención al diseño de las oficinas", acota Martínez. Por su parte, los agentes inmobiliarios se ocupan de casi todo. No sólo ponen a disposición mesas de despacho, teléfonos y salas de conferencia así como una red veloz de Internet, sino también todo tipo de servicios, entre ellos máquinas expendedoras de café y agua, microondas, plazas para amarrar bicicletas así como personal para la recepción y de limpieza.

Según un estudio de Colliers, la idea primigenia del entorno creativo ya no está en el centro de atención de quienes alquilan oficinas de coworking. En su lugar predominan los argumentos disponibilidad, ubicación y flexibilidad.