"Sólo tuve suerte": 40 años del primer vuelo de un alemán al espacio

Por Gudrun Janicke y Thomas Körbel (dpa)
Berlín, 25 ago (dpa) - Hace 40 años, el ciudadano de la entonces República Democrática Alemana (RDA) Sigmund Jähn se convirtió en el primer alemán en ver la Tierra desde el espacio. Hasta el día de hoy es considerado como un héroe, un ídolo para generaciones de alemanes.

Jähn aún recuerda perfectamente el día que cambió su vida. "Nunca tuve miedo. Me habrían bloqueado", rememora hoy en día el anciano de 81 años.

El 26 de agosto de 1978, este ciudadano de la Alemania del este se convirtió en el primer alemán en despegar rumbo al espacio. Voló desde el puerto espacial ruso de Baikonur en Kazajstán a bordo de la cápsula espacial "Soyuz-31" hasta la estación orbital Salyut 6. En 1983, le siguió un segundo alemán, Ulf Merbold, desde el oeste.

Jähn, entonces piloto de combate del Ejército Nacional Popular de la RDA, ha mantenido hasta el día de hoy la sonrisa juvenil que muestra en las fotos de ese histórico día. Cuatro décadas después sigue siendo venerado.

"No soy un héroe popular", dice siempre que tiene ocasión. "Sólo tuve suerte. Esa es mi evaluación", comenta sobre el hecho de haber sido seleccionado para el vuelo. En realidad, otro iba a ser el primer cosmonauta de la RDA, pero por razones de salud al final el puesto recayó en Jähn. "Los rusos fueron los que me convirtieron en un cosmonauta. También les estoy agradecido", declaró con motivo del aniversario.

La fase de lanzamiento duró entonces nueve minutos y el cohete aceleró de 0 a 28.000 kilómetros por hora. Rompió la barrera del sonido a una altitud de 12.200 metros.

Jähn atracó en la estación espacial Salyut 6 con su comandante Valeri Bykovski, después de la decimoctava órbita alrededor de la Tierra. El alemán nacido en Morgenröthe-Rautenkranz, cerca de la frontera checa, el 13 de febrero de 1937, estuvo en el espacio durante 7 días, 20 horas y 49 minutos. La tripulación orbitó la Tierra 125 veces durante este tiempo. A bordo, Jähn y sus colegas cosmonautas llevaron a cabo experimentos.

Una de las tareas centrales de Jähn era tomar fotos de la Tierra con una cámara especial. A partir de entonces, mantuvo una gran preocupación por la fragilidad del planeta. "Me pregunto, ¿debe la humanidad intentar erradicarse a sí misma con armas nucleares?", comentó. Asimismo, se mostró escéptico sobre los planes de trasladar a la gente a otro planeta. "Primero se destruye el planeta, después hay que mudarse: no se sabe qué pensar al respecto".

"Maldigo este mundo de hoy, basado en guerras e insultos. La humanidad debería estar lista pronto en realidad para abolir todas las armas", subrayó.

En junio, Jähn regresó una vez más al lugar desde donde voló al espacio hace 40 años. Con su pelo blanco cuidadosamente peinado, se puso un suéter verde para acudir al sitio de lanzamiento número 1 en Baikonur desde donde despegó Yuri Gagarin, el primer ser humano en viajar al espacio. Desde allí también despegó él y otros muchos como el astronauta alemán Alexander Gerst, actualmente en misión espacial. Sin pretensiones e incansable, respondió a las preguntas en ruso fluido al pie del cohete.

Gerst voló a la Estación Espacial Internacional (ISS) a principios de junio y será el primer alemán en tomar el mando allí a principios de octubre. "Admiro a Gerst porque está por encima de las cosas", declaró Jähn. La preparación para el vuelo es hoy en día completamente diferente a la de su época, señaló. "Hay que llevar a cabo muchas preparaciones científicas y eso consume más tiempo".

El 3 de septiembre de 1978, Jähn aterrizó de nuevo en la Tierra, donde fue recibido como un héroe. Hasta el día de hoy, Jähn tiene muchos admiradores. Todavía trata de responder a las cartas de los fans él mismo. Pero se ve superado. "Cuando cumplí 80 años, el cartero vino con una gran pila de cartas", dijo. "Realmente, estoy bajo presión. No he conseguido responder a la mitad de las cartas, aunque sólo sea con un agradecimiento".

Pero, ¿se ve a sí mismo como un ídolo? "He vivido mi vida de la manera en que pensaba, y trato de seguir haciéndolo hoy en día", afirmó. Pero algunas cosas son más complicadas ahora en la vejez como, por ejemplo, las invitaciones o cartas.

De vez en cuando sigue revelando historias de la vida cotidiana en el espacio que todavía son relativamente desconocidas. A bordo había, por ejemplo, una baraja de cartas con fotos de mujeres hermosas, indicó. "Uno tenía las cartas en la mano y todos podían robar una carta", dijo. Una vez que todos tenían una carta se descubrían todas. "Quien tuviera la más bella, ganaba", explicó con una sonrisa.

Jähn se mantiene en forma gracias a la gimnasia y a que va a nadar regularmente. "Me siento bien para mi edad", comentó. Vive en Strausberg, cerca de Berlín, cerca de sus dos hijas, aunque le gustaría estar con su gran familia formada por siete nietos y cuatro bisnietos en su dacha en Morgenröthe-Rautenkranz, donde nació. "Allí me siento realmente en casa".