Los conflictos provocan un repunte de inseguridad alimentaria en el Cercano Oriente y África del Norte


Los enfrentamientos y la violencia en algunos países ensombrecen las perspectivas de alcanzar Hambre Cero en toda la región

21 de diciembre de 2017, El Cairo/Roma – Los conflictos y las crisis prolongadas en varios países del Cercano Oriente y África del Norte obstaculizan los esfuerzos para erradicar el hambre en la región para 2030, según advierte un nuevo informe de la FAO publicado hoy.

 

La edición 2017 del Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición en el Cercano Oriente y África del Norte (región denominada NENA, por sus siglas en inglés) destaca en particular cómo una intensificación continua de la violencia está abriendo una amplia “brecha de hambre” entre los países afectados por conflictos y los que no lo están.

 

En los países de la región directamente afectados por conflictos, el 27,2 por ciento del total de la población padecía hambre crónica o subalimentación durante el período 2014-16. Es seis veces más que la proporción de la población subalimentada en países no afectados por conflictos (4,6 por ciento, en promedio). A la vez, la “inseguridad alimentaria severa”-otro sistema utilizado por la FAO para medir el hambre-, en los países que sufren conflictos es ahora el doble que en países que no los padecen.

 

Estas tendencias están ensombreciendo la capacidad de la región para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) del Hambre Cero para 2030, según advierte el informe hecho público hoy. (Más abajo figura la lista completa de los países del NENA).

 

En una región compuesta principalmente por países en desarrollo de ingresos medios, donde el hambre crónica afecta normalmente a menos del 5 por ciento de su población, la violencia en unos pocos desafortunados ha incrementado la proporción de personas con hambre crónica en zonas de conflicto a niveles comparables con los países más pobres del mundo, factor que ejercen un fuerte efecto de arrastre sobre la reducción del hambre en toda el área del Cercano Oriente y África del Norte.

 

De acuerdo con el informe, esto dificultará un progreso realista hacia la erradicación del hambre en la región utilizando herramientas tradicionales de formulación de políticas, a menos que se tomen medidas decisivas para alcanzar la paz y la estabilidad.

 

Puntos críticos

 

El informe destaca que varios países de la región están especialmente afectados por los conflictos, con profundas consecuencias para los ingresos de las personas y la seguridad alimentaria.

 

En Siria, la violencia ha provocado una reducción del 67 por ciento en el producto interno bruto (PIB) del país y socavado severamente la seguridad alimentaria: del 70 al 80 por ciento de los sirios necesitan asistencia humanitaria, mientras que el 50 por ciento necesita ayuda alimentaria.

 

En Iraq, donde la violencia ha provocado un descenso del 58 por ciento del PIB, el 30 por ciento de la población necesita asistencia humanitaria, mientras que el 9 por ciento requiere ayuda alimentaria.

 

Yemen también está siendo devastado por el conflicto, lo que lleva a una situación en la que 70 a 80 de la población necesitan asistencia humanitaria y 50 por ciento requieren ayuda alimentaria.

 

Libia es otro punto crítico donde el conflicto está socavando la seguridad alimentaria; allí, el 6 por ciento de la población necesita ayuda para obtener alimentos, según el informe.

 

Crear resiliencia en tiempos difíciles

 

Al intervenir en El Cairo en la presentación del informe, el Subdirector General y Representante Regional de la FAO, Abdessalam Ould Ahmed, destacó la importancia crucial de crear resiliencia y mantener la paz en la región del Cercano Oriente y África del Norte para mejorar el bienestar de la población.

 

Por ello subrayó la “creciente necesidad de implementar políticas y prácticas a largo plazo e integrales para alcanzar el Hambre Cero para 2030”, y añadió que “cuando los países de la región sufren una escalada de conflictos, el objetivo de abordar las máximas preocupaciones de malnutrición, escasez de agua y cambio climático se vuelve más complejo, y al mismo tiempo más urgente”.

 

“Solo a través de una mejor cooperación y solidaridad podrá la región poner fin a los conflictos y la violencia y volver a la senda del desarrollo”, concluyó Ould Ahmed.

El informe presentado hoy establece una base de referencia para medir el progreso futuro hacia el logro del ODS 2 en la región, utilizando los indicadores más recientes para las metas de los ODS sobre hambre e inseguridad alimentaria (Meta 2.1) y malnutrición (Meta 2.2).

 

También se explica cómo los conflictos en sí mismos afectan al seguimiento de los ODS. Los organismos de las Naciones Unidas reúnen y evalúan la información sobre la seguridad alimentaria y el estado nutricional durante los conflictos, pero la información no siempre es completa y puede ser difícil de comparar con los datos en tiempos de paz.

 

Más allá de las estadísticas, el informe se centra en los factores clave que han impulsado mejoras en la seguridad alimentaria y la malnutrición: reducción de la pobreza, crecimiento económico, mejoras en la nutrición materna e infantil y la salud pública, incrementos en la cantidad y calidad de los alimentos y el cese de la violencia.