Terrorista alemana pide perdón a familia de directivo asesinado

 

Berlín, 28 nov (dpa) - La antigua terrorista de la Fracción del Ejército Rojo (RAF) Silke Maier-Witt, condenada a diez años de cárcel por el secuestro y asesinato en 1977 de quien fuera en ese momento el presidente de la patronal alemana, pidió perdón a la familia de la víctima, informó hoy el diario "Bild".

El rotativo desveló que la pasada semana, la antigua miembro del grupo izquierdista que causó el terror en Alemania en la década de los 70 se reunió con el menor de los hijos de Hanns Martin Schleyer en Skopje (Macedonia), ciudad en la que el hombre reside desde hace años.

"Suena muy trivial pero me gustaría en primer lugar pedir perdón. No ayuda mucho pero creo que siempre he evitado este momento", dijo Maier-Witt al encontrarse con Jörg Schleyer, según el periódico más vendido de Alemania.

Desde hace 40 años, el hijo de Hanns Martin Schleyer buscaba respuestas en torno al asesinato de su padre. En concreto, quería saber cómo había vivido su cautiverio y qué miembro de la RAF realizó el disparo que acabó con su vida.

Tras mantener una conversación de más de siete horas de duración con la terrorista, Jörg Schleyer obtuvo respuestas a algunas de las incógnitas. "Por primera vez pude saber por boca de una terrorista condenada quiénes eran las tres personas que estaban con mi padre cuando recibió los tiros mortales", aseguró a Bild.

Ahora espera que los compañeros de Maier-Witt sigan su ejemplo y también se disculpen.

La RAF, conocida también como grupo Baader Meinhof, por los nombres de sus líderes Andreas Baader y Ulrike Meinhof, sacudió a Alemania con asesinatos, secuestros y atentados explosivos durante más de dos décadas.

Los terroristas causaron la muerte de 34 personas entre 1970 y principios de los 1990, incluidas personalidades de la vida empresarial y política alemana. No obstante, el secuestro y posterior asesinato de Schleyer marcó un punto de inflexión porque conmocionó al país y llevó al entonces canciller, el socialdemócrata Helmut Schmidt, a reaccionar con firmeza tras determinar que el Estado no podía permitir que lo extorsionasen.

El asesinato del presidente de la asociación de empleadores alemanes marcó el final luctuoso del llamado "otoño alemán". Nunca más la sociedad y el Estado de la República Federal Alemana afrontarían un desafío como ese.

El pasado mes de octubre, cuando se cumplieron cuatro décadas del asesinato, Jörg Schleyer había pedido a los terroristas que rompiesen su silencio. Hasta hoy no han sido esclarecidos todos los detalles del secuestro de Schleyer, entre ellos quién fue el que apretó el gatillo tras seis semanas de cautiverio.