Nobel de Química para los creadores del microscopio crioelectrónico


Por Lennart Simonsson, Simone Humml y Laura del Río (dpa)
Estocolmo, 5 oct (dpa) - El suizo Jacques Dubochet, el germano-estadounidense Joachim Frank y el británico Richard Henderson ganaron ayer el Nobel de Química por el desarrollo del microscopio crioelectrónico, que sirve para obtener imágenes en alta resolución de la estructura de diminutas biomoléculas en solución.


"El microscopio crioelectrónico simplifica y mejora el escaneo de las biomoléculas. Este método ha llevado a la bioquímica a una nueva era", señaló en Estocolmo la Academia de Ciencias de Suecia.

Gracias a él, "los investigadores pueden congelar (...) las biomoléculas y visualizar procesos que nunca se habían visto, algo decisivo para la comprensión básica de la química de la vida y para el desarrollo de fármacos", añadió.

"Nos abrieron un mundo nuevo", afirmó Peter Brzezinski, miembro del Jurado. "Esas moléculas son muy pequeñas": si se las compara con el tamaño del hombre, son tan pequeñas como lo es el ser humano respecto a la Luna, ejemplificó.

Esta técnica se ha utilizado recientemente para estudiar las biolmoléculas relacionadas con el virus del Zika, que azotó especialmente Brasil y otros países Latinoamericanos.

También podrán aplicarse en la lucha contra la resistencia a los antibióticos: permitirá estudiar las bacterias para desarrollar medicamentos contra las bacterias resistentes.

La técnica es una evolución de la del microscopio electrónico, desarrollada en los años 30 y por la que Ernst Ruska recibió el Nobel de Física en 1986. Durante mucho tiempo se pensó que este sólo podría utilizarse con materia inerte, ya que el potente rayo de electrones que utilizan destruye la materia biológica.

Pero Henderson (Edimburgo 1945) consiguió en 1990 utilizar un microscopio electrónico para generar una imagen tridimensional de una proteína con una resolución atómica. Según el Comité Nobel, ese avance "mostró el potencial de esa tecnología".

Frank, estadounidense nacido en Alemania en 1940, logró que la tecnología pudiese generalizarse. Entre 1975 y 1986 desarrolló un método por el que las borrosas imágenes bidimensionales tomadas por el microscopio electrónico son analizadas y mezcladas para formar una nítida estructura tridimensional.

Dubochet (Aigle, 1942) consiguió solucionar el problema de que las biomoléculas se secan y colapsan en el vacío que necesitan los microscopios electrónicos para funcionar. A principios de los años 80 Dubochet consiguió vitrificar agua: la enfrió tan rápidamente que se solidificó en forma líquida alrededor de la muestra biológica analizable. De esa forma es posible que las biomoléculas mantengan su forma natural incluso en el vacío.

Tras esos descubrimientos, en 2013 se consiguió la resolución atómica y ahora los investigadores pueden reproducir la estructura tridimensional de las biomoléculas de forma rutinaria. Esta tecnología ha conseguido obtener imágenes precisas, por ejemplo, de la superficie del virus del Zika o de las proteínas que provocan resistencia antibiótica.

Frank, desde 2008 profesor en la Universidad de Columbia (Nueva York), aseguró sentirse "totalmente abrumado" por la noticia. "Pensaba que las posibilidades de ganar un Premio Nobel eran minúsculas", dijo por teléfono a los periodistas que cubrían la noticia en Estocolmo.

El científico de 77 años aseguró que sus moléculas preferidas son los ribosomas, las fábricas de proteínas de las células. Aseguró también que las aplicaciones prácticas de la tecnología que impulsó son "inmensas", aunque en el campo de la medicina llevará aun algunos años.

Henderson, de 72 años, dirige un laboratorio de Biología Molecular en Cambridge. La noticia le agarró ayer lejos de su universidad debido a una conferencia, pero aseguró que lo celebrará el jueves con su equipo.

El suizo Dubochet, de 75 años, se doctoró en 1973 y actualmente es profesor honorario de Biofísica en la Universidad de Lausana.

Los tres ganadores del Nobel se conocen bien y se alegraron al recibir la noticia, según explicó Peter Somfai, miembro del Jurado Nobel. "Parecen una familia de químicos simpática y alegre".

Se especulaba con que el Nobel de Química o de Medicina podría ir este año al microbiólogo español Francisco Martínez Mojica por descubrir el mecanismo genético CRISPR-Cas9, que contribuyó al desarollo de una nueva herramienta de edición del ADN. Finalmente no fue así y España seguirá sin contar con un Nobel en ciencias desde 1959.

El año pasado el Nobel de Química fue concedido al francés Jean-Pierre Sauvage, al británico Sir J. Fraser Stoddart y al holandés Bernard L. Feringa por el diseño y la síntesis de máquinas moleculares.

Cada Premio Nobel está dotado con nueve millones de coronas suecas (unos 940.000 euros/1,1 millón de dólares) y la ceremonia de entrega tiene lugar el 10 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la muerte de su fundador, Alfred Nobel.

El lunes se anunciaron los ganadores del Nobel de Medicina: los estadounidenses Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young, por sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que regulan el ritmo circadiano, es decir, el reloj biológico.

El martes fue el turno del de Física, concedido como se esperaba a los estadounidenses Reiner Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne por la confirmación directa de la existencia de las ondas gravitacionales predichas por Albert Einstein.