Merkel, el ancla en tiempos revueltos


Por Almudena de Cabo (dpa)
Berlín, 7 jun (dpa) - En medio de una gran incertidumbre mundial, todos los ojos se dirigen hacia la canciller alemana, Angela Merkel, una mujer capaz de verbalizar sin miedos los cambios en el panorama internacional guiada por su famoso pragmatismo y que buscará esta semana estrechar lazos con Latinoamérica de cara a la cumbre del G20.


En el que es su primer viaje a Argentina y su tercero a México -después de sus visitas en 2008 y 2012- la líder conservadora continuará con los preparativos del encuentro de jefes de Estado y de Gobierno del G20 que tendrá lugar a primeros de julio en Hamburgo y que estará marcado por las desavenencias con el presidente estadounidense, Donald Trump.

Tras 17 años como presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y más de once al frente de la Cancillería, la mandataria se prepara para ser reelegida para un cuarto mandato en las generales del próximo 24 de septiembre, que estarán marcadas por las turbulencias internacionales y el auge de la ultraderecha en Alemania.

La historia de uno de los fenómenos políticos más fascinantes del siglo XXI comenzó el 17 de julio de 1954, cuando Angela Dorothea Kasner nació en Hamburgo como hija de un pastor protestante y una maestra de inglés.

La familia se trasladó pronto a la Alemania comunista (RDA), donde la futura canciller pasó la infancia y estudió Física "porque el gobierno de la RDA no podía inmiscuirse en las leyes de la naturaleza". De un breve matrimonio con el físico Ulrich Merkel le quedó el apellido.

Su llegada a la política fue tardía. Merkel tenía ya 35 años cuando entró en la CDU tras la Reunificación alemana en 1990, pero en sólo diez años se convirtió en la primera mujer en presidir la CDU y en 2005 se alzó como la primera canciller mujer en la historia de Alemania y la primera crecida en la RDA.

Merkel tomó de la física su pragmatismo. A diferencia de otras "damas de hierro" como la británica Margaret Thatcher, con la que fue comparada, Merkel carece de convicciones inamovibles o de grandes visiones. Sus ideas son como las leyes científicas: meras hipótesis que mantiene hasta que demuestran ser erradas.

La Merkel privada es un misterio. Se sabe que le gustan la cocina, la jardinería, pasear por la montaña con su segundo marido -el no menos enigmático Joachim Sauer-, la música clásica y el fútbol. Son famosas sus fotos celebrando goles de Alemania. Sueña con un retiro plácido en Uckermark, la región donde creció.