La hija de Raúl Castro dice que no querría ser presidenta cubana

VOA

Con la renuncia del presidente cubano Raúl Castro el próximo año, su hija Mariela Castro dijo el miércoles que nunca querría ser candidata a la presidencia, pero que había espacio para sorpresas en el proceso de sucesión.


Raúl, de 85 años, quien tomó las riendas de su hermano mayor, el fallecido líder revolucionario Fidel Castro, dijo que renunciará en febrero de 2018 al final de un segundo período de cinco años.

Su heredero es el primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, de 57 años, y los expertos dicen que este último tendría que tropezar mal para que alguien más le saltara en el arcano sistema de Cuba para elegir a su líder.

Sin embargo, la especulación de que podría haber otros candidatos es abundante en la isla gobernada por los comunistas.

Mariela Castro, de 54 años, legisladora y directora del Centro Nacional Cubano de Educación Sexual (CENESEX), fue evasiva cuando se le preguntó sobre el tema en una conferencia de prensa de CENESEX.

"Los hombres y mujeres del pueblo de Cuba son candidatos", dijo a periodistas. "Yo no digo: 'Lo somos', porque nunca me dejaré nombrar para una tarea tan grande".

"A veces, uno se orienta de una manera y luego de repente, mira hacia allá y dice:" Qué interesante es esta persona a la que no había salido antes ", dijo. Siempre hay sorpresas.

Alejandro Castro Espin, otro hijo del actual presidente y uno de sus colaboradores más cercanos, y el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez.

Castro Espín desempeñó un papel clave en las negociaciones secretas que condujeron al acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, aunque descartó el éxito de su padre en una entrevista en 2015.

Rodríguez, por su parte, tiene un alto perfil público como máximo diplomático cubano, y más recientemente viajó por Europa.

Sin embargo, los expertos de Cuba dicen que Diaz-Canel ha sido claramente preparada para el trabajo y que el gobierno probablemente no querría arriesgar la estabilidad política al nombrar a alguien con menos legitimidad.

"Tal vez ella quiso inyectar un elemento de excitación en lo que de otra manera parece ser una selección burocrática predeterminada", dijo Richard Feinberg, autor de "Open for Business: Building the New Cuban Economy".

Las sorpresas siempre fueron posibles, añadió, pero dudaba de los rumores de otro Castro.

"Eso sería un grave error por parte del liderazgo del Partido Comunista de Cuba, ya que haría que Cuba parezca ser una dinastía familiar, en lugar de un gobierno institucionalizado", dijo.