Los peces tienen su propia dinámica grupal

Por Kathrin Drinkuth (dpa)
A primera vista los pequeños peces parecen algo desorientados. Los cíclidos nadan de un lado al otro de la pecera y si algún ejemplar se aleja del grupo enseguida vuelve a unirse al mismo. Alex Jordan percibe en los movimientos de los peces algo más que el mero hecho de desplazarse: el biólogo de la Universidad de Constanza, en Alemania, estudia el comportamiento de los cardúmenes, en particular el modo en que el grupo influye en cada individuo y viceversa.


"Gracias a nuevas técnicas estamos en condiciones de estudiar mejor el comportamiento colectivo de los animales", dice Jordan. En el pasado se estudiaba sobre todo a ejemplares individuales porque no era posible o era muy complicado observar a un cardumen en conjunto.

"Antes cada buzo se ocupaba de un pez. Ahora contamos con técnicas que nos permiten, por ejemplo, estudiar el movimiento de los cardúmenes usando varias cámaras".

En el año 2016 se creó en la Universidad de Constanza un centro para investigar el comportamiento de cardúmenes en el que cooperan biólogos especializados en comportamiento animal y expertos en gráficas con computación y análisis de datos.

Mediante el análisis y la visualización de los datos sobre el movimiento de grandes cardúmenes los expertos se proponen avanzar en el conocimiento de la dinámica grupal de los animales. En uno de los experimentos los investigadores que trabajan con Jordan observan, por ejemplo, cómo se transfiere información en el interior de esos grupos.

En lo esencial el experimento consiste en condicionar a un cíclido para que distinga entre una luz amarilla y otra azul, que le indican cuándo hay comida y cuándo no. Luego se devuelve este pez al grupo para observar si los demás miembros copian su comportamiento y a su vez aprenden a distinguir las funciones de las luces. Para poder identificar a cada individuo se le pone una pequeña placa en la cabeza con un código de barras.

Observando a los peces, los investigadores descubrieron algo interesante: si el ejemplar utilizado en el experimento se aleja del grupo para nadar hacia la luz que le indica la presencia de comida, los demás miembros del cardumen percibirán su desplazamiento únicamente si es del montón y no un pez dominante.

"Los peces dominantes nadan continuamente de un lado al otro", dice Jordan. Por esta razón los demás miembros del grupo no registran nada extraordinario en su comportamiento.

Los conocimientos adquiridos con peces pueden encontrar aplicación en otros campos del comportamiento colectivo.

Por ejemplo, Jens Krause miembro del Instituto Leibniz de Ecología del Agua Dulce y Pesca de Interior (IGB), con sede en Berlín, dirige un equipo de científicos que a partir del comportamiento colectivo de los animales ha creado modelos para estudiar la dinámica del comportamiento de grupos humanos.

"En grupos de animales hemos aprendido las pautas de comportamiento colectivo".

Los investigadores descubrieron que alcanza con que unos pocos ejemplares de estos animales tengan preferencias de orientación definidas para influir en el comportamiento de los demás. Lo mismo se comprobó en experimentos con grupos de hasta 200 personas.

"En estos casos también ocurre que basta con que unos pocos tengan claro qué dirección quieren tomar para influir en el resto del grupo".

Los estudios sobre comportamiento grupal arrojaron también datos valiosos acerca de los procesos de toma de decisiones.

"Primero estudiamos el modo en que los médicos diagnostican tumores de mama y de piel", indica Krause. En un segundo paso se investigó si se podía mejorar el diagnóstico mediante métodos de inteligencia colectiva.

El resultado fue que el diagnóstico mejora notablemente si se suma la opinión de al menos tres médicos en comparación con el que establece un solo médico. De allí se infiere que también entre los seres humanos las decisiones que se toman colectivamente son muchas veces mejores que las individuales.