Rusia apoya la labor de la FAO frente a los antimicrobianos con 3,3 millones de dólares

Un nuevo proyecto aborda los riesgos de la AMR en la alimentación y la agricultura en Armenia, Belarús, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán
3 de abril de 2017, Roma – La Federación de Rusia ha donado cerca de 3,3 millones de dólares EEUU en apoyo a un esfuerzo liderado por la FAO para promover la inocuidad de los alimentos y prevenir la propagación de “superbacterias” resistentes a los medicamentos en los alimentos y en las explotaciones agrícolas de cinco países de Asia Central.

El nuevo proyecto de la FAO ayudará –con el respaldo de Rusia- a las autoridades nacionales de Armenia, Belarús, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán a combatir mejor las amenazas planteadas por la resistencia a los antimicrobianos en los sistemas agrícolas y alimentarios.

La mayor parte de los fondos se utilizará para apoyar actuaciones en tres grandes frentes:

• Fortalecer los marcos normativos y legales que sustentan los esfuerzos nacionales para abordar la resistencia a los antimicrobianos (AMR, por sus siglas en inglés) en la agricultura y las cadenas alimentarias, incluyendo el desarrollo de estrategias nacionales de respuesta

• Crear capacidad en los sistemas nacionales de vigilancia para supervisar y detectar la AMR en los sistemas alimentarios

• Sensibilizar a los agricultores, profesionales de la sanidad animal y humana, autoridades responsables de la inocuidad de los alimentos y otros actores sobre los riesgos de la AMR y la forma de gestionarlos

Al intervenir hoy en el evento de presentación del esfuerzo conjunto con la FAO, Anna Popova, jefa del Servicio Federal de Vigilancia y Protección de los Derechos de los Consumidores de Rusia, aseguró que su país aportará su notable capacidad de investigación epidemiológica a favor de una mejor cooperación regional en materia de AMR .

“Pero la AMR –advirtió- no es sólo un sujeto de investigación científica, sino que plantea riesgos muy concretos para la salud humana, incluidos los residuos de antibióticos en los productos alimenticios”.

“No podemos subestimar esta amenaza, y debemos convertir nuestras palabras en acción”, añadió Popova, en referencia a una innovadora resolución internacional sobre la acción frente a la AMR tomada en la Asamblea General de la ONU el año pasado.

La Subdirectora General de la FAO, María Helena Semedo, elogió a su vez a la Federación de Rusia por su firme compromiso de fortalecer la seguridad alimentaria y la nutrición en todo el mundo, incluyendo apoyar los esfuerzos de la FAO para ayudar a los países a hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos.

“La AMR está íntimamente relacionada con la salud, la atención médica, los sistemas inocuos de producción de alimentos y el medio ambiente. Dejar a la AMR sin control nos llevaría a un futuro lleno de incertidumbre”, según Semedo.

Por su parte el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, en el curso de una reunión bilateral privada con Popova, agradeció la contribución de Rusia y elogió al país por ser el primer donante de envergadura en apoyar la labor sobre la AMR en Europa Oriental y Asia Central.

Apoyo a la sensibilización a nivel regional

El mes que viene la FAO y Rusia han convocado una Conferencia Internacional sobre Inocuidad alimentaria y análisis de riesgos (Sochi, 15-17 de mayo), en un primer gran esfuerzo para sensibilizar sobre la AMR en los sistemas alimentarios y agrícolas en la región.

El evento reunirá a más de 350 participantes del gobierno, el sector privado y la comunidad científica, así como especialistas en salud y nutrición, para intercambiar experiencias y mejores prácticas sobre nutrición e inocuidad de los alimentos, incluida la AMR.

¿Qué es la AMR y por qué supone una preocupación en los sistemas alimentarios?

El aumento del uso de medicamentos antimicrobianos -como los antibióticos- en la sanidad humana y animal -así como su uso indebido y abusivo-, ha contribuido al incremento del número de microbios causantes de enfermedades que son resistentes a los medicamentos utilizados tradicionalmente para combatirlos.

Esto plantea riesgos considerables para la salud humana.

Pero la AMR es motivo de inquietud no sólo en los hospitales, sino también en las explotaciones agrícolas y en los sistemas alimentarios.

Los alimentos pueden actuar como vector que pone en contacto a los seres humanos con los patógenos de la AMR. Y las enfermedades animales que son difíciles -o imposibles- de tratar debido a la AMR pueden afectar la producción alimentaria y causar pérdidas financieras que menoscaban los medios de vida de los agricultores.

Cooperación internacional frente a la amenaza

En septiembre pasado, la comunidad internacional actuó de forma unificada –en una iniciativa sin precedentes- para responder a la nueva y emergente amenaza de la AMR, comprometiéndose a elaborar planes de acción nacionales basados en el Plan de acción mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos, desarrollado por Organización Mundial de la Salud (OMS) en coordinación FAO y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).

Centrado principalmente en el ámbito de la alimentación y la agricultura, el propio Plan de acción de la FAO sobre la resistencia a los antimicrobianos se basa en cuatro líneas de acción:

• Mejorar la concienciación de agricultores y productores, profesionales y autoridades veterinarias, responsables de las políticas y consumidores de alimentos sobre la cuestión de la AMR;

• Desarrollar las capacidades nacionales para la vigilancia y el control de la AMR y el empleo de sustancias antimicrobianas (AMU, por sus siglas en inglés) en la alimentación y la agricultura;

• Fortalecer la gobernanza relacionada con el AMU y la AMR en la alimentación y la agricultura;

• Promover buenas prácticas en los sistemas alimentarios y agrícolas y el uso prudente de sustancias antimicrobianas.

Los antimicrobianos son medicamentos clave que deben seguir siendo herramientas útiles y eficaces para tratar y prevenir enfermedades animales. La FAO aboga por la reducción o la eliminación de su uso en la alimentación animal como “promotores del crecimiento”, en un paso importante para garantizar que continúen siendo eficaces.