Berlín convierte banco en galería de urban art antes de su demolición

Por Christoph Koopmann (dpa)

Berlín, 4 abr (dpa) - Donde antes se concedían créditos y se consultaba el estado de las cuentas bancarias, ahora se pueden contemplar grafitis de artistas callejeros, al menos hasta que lleguen las máquinas de demolición en junio. Entonces, de sus obras no quedará nada salvo el recuerdo.
En un antiguo edificio de un banco de Berlín próximo a la popular calle Kurfürstendamm, en el oeste de la ciudad, 165 artistas de "street art" inauguraron a primeros de abril "The Haus", un museo temporal. Cada uno de sus 79 espacios refleja un mundo propio, que van desde cómics de aliens hasta sillas llenas de musgo.

El olor de laca y pintura se percibe ya desde la puerta, pero además del clásico arte del spray se puede contemplar una amplia gama de modalidades que componen el conocido como "urban art": "tape art" (arte con cinta adhesiva), tipografía o plástica.

"No es un evento puramente de grafitis. Se trata de una exposición de alta calidad de diversas obras geniales", explica Kimo von Rekowski. Él y sus amigos Jörni y Bolle, que integran el grupo de street art Dixons y dirigen además una agencia de publicidad, fueron los artífices de la idea de "The Haus".

Para ello contaron con la participación de artistas procedentes de todo el mundo: de Ecuador, Brasil, Suiza... en total casi 20 nacionalidades diferentes. "Sin embargo, la mitad procede de Berlín. Queremos apoyar nuestras raíces", declara Kimo, que prefiere que le llamen directamente por su nombre en lugar de por su apellido.

Todos los artistas y equipos reciben un espacio en el que dar rienda suelta a su creatividad. Si se suman las habitaciones, los pasillos y las escaleras del edificio, existen 101 superficies para llenar.

¿Reglas? Ninguna, excepto dejar de lado mensajes políticos provocativos. "Únicamente le dijimos a la gente que concibiera un concepto para su espacio con un tema", explica Kimo.

El hecho de que los artistas puedan plasmar sus obras en este edificio es algo que entusiasma también a Philip. Este alemán de 32 años conocido por su nombre artístico de Señor Schnu ve el proyecto como una oportunidad. "Es una plataforma genial para presentarte a ti mismo y a tu arte", comenta.

Schnu concibió su sala como un espacio de musgo. Con su instalación quiere cuestionar la locura ecológica hipócrita de muchas personas. "Todo se hace siempre de manera sostenible, pero después andamos por ahí con los smartphones y las bolsas de plástico", indica. Por ello ha colocado en el centro de la habitación un portátil como contraste.

Schnu necesitó 400 kilos de musgo para la, según sus propias palabras, "mayor instalación de musgo del mundo". A lo que se suman 200 kilos de yogur para poder pegarlo a las paredes. En total destinó 500 euros de su propio bolsillo para su obra.

Todos los artistas tuvieron que pagar ellos mismos sus materiales ya que detrás de "The Haus" no hay ningún gran patrocinador. A pesar de todo, la entrada es gratis, pero quien lo desee puede pagar la voluntad.

Los Dixons recibieron el edificio vacío de la inmobiliaria Pandion sin coste alguno. La empresa demolerá el edificio en junio para construir viviendas de lujo en el terreno.

Los artistas llevan desde principios de enero pintando, pegando y construyendo sus obras en el antiguo edifico del Volksbank. Pero, ¿merece la pena todo el estrés para terminar unas obras de arte que tras dos meses serán reducidas a escombros? Claramente sí, indica Kimo.

"Nuestro mensaje es: ven aquí, disfruta del momento", declara. El carácter efímero es parte de este proyecto como también de la vida. Lo único que al final quedará de "The Haus" es "The Buch" (El libro), que en 300 páginas recoge fotografías de los espacios. "Es el monumento de este proyecto", señala Kimo.

Los visitantes deberán incluso depositar sus móviles en una bolsa que se les proporcionará en la entrada. Las fotos están prohibidas. Sólo podrán llevarse de este proyecto sus impresiones y recuerdos. "Disfruta del arte, la atmósfera y del momento. Mira a través de tus ojos, no de la pantalla de tu teléfono".